Microsoft ha anunciado esta semana el lanzamiento de «Aurora», su nuevo y revolucionario modelo de inteligencia artificial (IA) que puede pronosticar con precisión el clima global y la calidad del aire en menos de un minuto. Este innovador sistema representa un avance significativo en el uso de IA para la predicción meteorológica y la monitorización ambiental.
Según la revista Nature, las capacidades de Aurora son pioneras en su campo. Matthew Chantry, investigador de aprendizaje automático del Centro Europeo de Pronósticos Meteorológicos a Plazo Medio (ECMWF) en Reading, Reino Unido, comentó: “Para mí, este es el primer gran paso en un viaje hacia la química atmosférica y el aprendizaje automático”.
Tradicionalmente, el pronóstico del tiempo se basa en modelos matemáticos convencionales que miden los procesos físicos de la atmósfera, la tierra y el océano. Para medir la contaminación del aire, se combinan estos modelos con técnicas de aprendizaje automático. Sin embargo, Aurora es el primer sistema que mide la polución global usando exclusivamente IA, una tarea considerablemente más compleja que la previsión del clima. Además, Aurora requiere menos potencia computacional que los modelos convencionales, lo que la hace más accesible.
Funcionamiento de Aurora
En un post de su blog oficial, Microsoft explicó que el objetivo central de Aurora es ayudar a predecir los efectos de eventos climáticos extremos, como la intensificación de tormentas. “El modelo puede pronosticar una amplia gama de variables atmosféricas, desde la temperatura y la velocidad del viento hasta los niveles de contaminación del aire y las concentraciones de gases de efecto invernadero”, detalló Microsoft.
Aurora ha sido entrenada durante más de un millón de horas con diversas simulaciones meteorológicas y climáticas, lo que le ha permitido comprender mejor la dinámica atmosférica de la Tierra. Su capacidad para reconocer patrones y variables le permite capturar estructuras intrincadas en la atmósfera, sobresaliendo incluso con datos de entrenamiento limitados en tareas específicas.
Para medir la contaminación del aire, Aurora utiliza información del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copérnico (CAMS), que incluye la química atmosférica, patrones climáticos y actividades humanas. Este enfoque permite a la IA manejar la naturaleza altamente heterogénea de los datos de manera efectiva.
Los expertos esperan que los logros de Aurora se apliquen a otras áreas y abarquen todo el sistema terrestre, beneficiando regiones con escasez de datos, como los países en desarrollo y las zonas polares. “Esto podría tener impactos de gran alcance en sectores como la agricultura, el transporte, la recolección de energía y la preparación para desastres, permitiendo a las comunidades adaptarse mejor a los desafíos que plantea el cambio climático”, concluyen los expertos.
Aurora promete ser una herramienta invaluable en la lucha contra el cambio climático, mejorando la precisión de los pronósticos y facilitando la toma de decisiones informadas para mitigar los efectos de los fenómenos climáticos extremos.
