Hace un año, los repetidos ataques de orcas a embarcaciones recreativas, especialmente veleros, acapararon la atención de los medios y provocaron preocupación en la población. Estos incidentes, conocidos como «contactos» por los biólogos, llevaron a los científicos a formular diversas hipótesis sobre el origen de este comportamiento, incluyendo la posibilidad de que las orcas estuvieran reaccionando a una experiencia negativa pasada, como lo sugiere el caso documentado de la orca conocida como White Gladis.
Sin embargo, una nueva investigación sugiere un motivo diferente y más práctico: las orcas podrían estar utilizando los veleros para practicar sus técnicas de caza. Este estudio, próximo a publicarse, detalla cómo estos cetáceos, que habitan en las aguas del Atlántico peninsular desde el Estrecho de Gibraltar hasta el golfo de Vizcaya, podrían estar ensayando sus embestidas contra veleros debido a su tamaño y movimiento similar al del atún rojo, su presa principal.
Durante este verano, aunque los ataques han disminuido, algunos incidentes notables siguen ocurriendo, como el caso del velero *Amidala*, que sufrió graves daños en su timón y dejó a una tripulante con heridas graves en la mano. Estos eventos han intensificado el interés de los investigadores, quienes ahora consideran que estos ataques no son simplemente un juego, sino parte de un complejo aprendizaje para mejorar sus habilidades de caza.
Los científicos del Instituto de Investigación del Delfín Mular, con sede en Pontevedra, han observado que las orcas y los atunes rojos, su principal presa, se mueven en sincronía, lo que podría explicar por qué las orcas atacan veleros que, por su tamaño y velocidad, ofrecen una oportunidad ideal para practicar. Este comportamiento parece ser especialmente común entre las orcas juveniles, que usan los veleros para perfeccionar técnicas como morder timones o embestir estructuras de fibra de vidrio.
Las autoridades medioambientales recuerdan que las orcas, aunque no peligrosas para los humanos, son animales rápidos y voluminosos, y recomiendan no enfrentarse a ellas ni intentar cazarlas, dado su estatus de especie amenazada. En caso de interacción, se aconseja mantener el curso hacia la costa y notificar el incidente al Centro de Coordinación de Salvamento más cercano.
Este nuevo entendimiento del comportamiento de las orcas sugiere que los ataques a veleros no son una moda pasajera, sino un reflejo de su adaptabilidad y capacidad de aprendizaje en la naturaleza.